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Daniel Rodríguez
{ "tags" : [ "thoughts" , "economy" , "society" , "spanish" ] , "title" : "Economía del Miedo" }

Ayer, Nathalie me contaba sobre una anécdota familiar que en esencia consistía en un suceso esotérico. Tenía pavor, y de inmediato me sentí compasivo.

Más allá de mi opinión con respecto a la veracidad de los hechos, le comenté que estuviese tranquila. Mi familia por parte de mi madre vivió al menos 30 años al lado del cementerio más grande del estado. Jamás vivieron perturbaciones que tuviesen algo que ver con ese hecho.

Le comenté también sobre la importancia de que se cuenten esas historias de miedo, que era un recurso de la humanidad para poco a poco ir regulando las estimaciones de qué es bueno y qué no lo es.

Es economía, orquestando la moral.

Este análisis me hizo sonreír, es decir, entendí finalmente que cualquier estimación individual es indicio de una economía colectiva, el miedo funciona tal como el afecto, son valoraciones gracias a las cuales nuestros conscientes y subconscientes estiman lo que nos agrada y lo que no.

Así mismo, valoramos también el trabajo, y hacemos transacciones de trabajo con un certificado de esfuerzo remunerado, al que llamamos dinero.

Para el miedo no existe moneda. Sin embargo, tal como las drogas activan la generación de hormonas que alteran nuestro comportamiento, somos también consumidores de ese estado mental, mediante espectáculos y otras fuentes de entretenimiento (como juegos) que satisfacen la necesidad, de sentir esas emociones.

Cuando los individuos se cuentan sus miedos, realizan transacciones de valores, es decir, ayudan a regular el conocimiento general de los hechos.

Para colectivos más alejados de las principales corrientes de entretenimiento / medios de comunicación, existen las historias de miedo, quienes las cuentan gozan de ganancias como la valentía y el coraje, además, encuentran consuelo a las situaciones que vivieron, en las que prefirieron suponer a intentar entender lo que pasaba.

Los esoterismos son hermosos, considero que quienes los hayan vivido, deben esforzarse por documentar todo lo posible de sus experiencias, de esa manera pueden tratar de asegurar lo que para otros es incomprensible.

En estos tiempos, las palabras no bastan.

by-nc-sa Daniel Rodríguez.