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Daniel Rodríguez
{ "tags" : [ "analysis" , "economy" , "society" , "spanish" , "technology" , "thoughts" ] , "title" : "Tecnología y Venezuela" }

Es difícil no criticar a nuestro hermoso país, con todo lo que observamos en otras culturas gracias a la tecnología (por cierto, importada), pero qué bien que nos incomode sentirnos menos, pues me da esperanza de que algún día querremos crecer.

Fácil es cegarse ante la pena, o dejarse nublar los ojos con los lujos que nos rodean (eso de recoger mangos en vez de cazar, o mejor, el petróleo, que nos llegó sin pedirlo). Difícil es aceptar nuestros defectos y buscar mejorar, y no para parecernos a los demás, sino para distanciarnos de ellos, con nuestros propios aportes culturales.

Nos encantan los desechos de otros, ¿No lo creen?, Aún somos como esos indígenas que negociaban sus joyas por espejos: por dispositivos insignificantes regalamos nuestro capital, e incluso nuestro personal más capacitado a un mercado que difícilmente nos beneficia.

No es que seamos flojos, ¡Todos trabajamos! Pero hicimos cuanto pudimos para evitar tener que estudiar matemática, química, física y todas esas ciencia duras que nos hicieron pasar trabajo en el liceo.

Esas tácticas evasivas desembocan en una cultura con pocos recursos de abstracción, que nos servirían para participar activamente en el mercado internacional, al lado de países que llevan décadas labrando sistemas. Para ellos, la ciencia fue más que una pasión selectiva, fue necesaria para sobrevivir guerras, y más adelante ha desempeñado un papel sumamente importante en los procesos productivos de la sociedad, empezando por la competitividad que cada una de sus empresas tiene en el mercado.

Es como para nosotros el café: La cultura del buen café sólo puede surgir de las familias de los mismos que cubrieron sus patios con semillas a tostar, por generaciones. Así mismo: la buena tecnología sólo puede surgir de generaciones de profesionales en esas áreas de estudio. En ese sentido, el café del Norte seguirá siendo insípido, y nuestra cultura de desarrollo tecnológico seguirá incipiente.

La calidad surge de la necesidad. En los años 40, mientras nosotros negociábamos un 50/50 de nuestra industria petrolera con corporaciones americanas [1], Japón reconoció los problemas de calidad de su industria y se propuso hacer todo lo necesario para producir y exportar productos innovadores, que tuviesen la mejor calidad del mercado [2]. Se dispusieron a seguir los consejos de los más eminentes expertos del mundo en materia de calidad y en pocos años tomaron por sorpresa al mercado estadounidense, quien reaccionó bruscamente, tratando de controlar la importación y buscando reducir costos en mano de obra [3].

En paralelo a las decisiones de Japón a favor del movimiento de calidad total, se encontraba Corea, independizándose de Japón, y luego padeciendo una bipolaridad filosófica entre si seguir el comunismo o bien optar por el camino democrático; disputa que terminó en los años 60, surgiendo Corea del Sur sobre el camino democrático, decidida a incentivar el desarrollo industrial con un fuerte liderazgo político [4], y así, con décadas de constante esfuerzo, logró pasar de ser un país agrario con un producto interno bruto per cápita de $79, a una nación líder en el mercado internacional de innovación tecnológica y con un producto interno bruto per cápita de $31,753 [5].

Comparación entre Corea del Norte y Corea del Sur: fotos, otros datos.

Corea es un ejemplo claro de que el desarrollo tecnológico de una nación requiere de mucho esfuerzo y dedicación, tanto del sector privado como del sector público, pero además demuestra que el desarrollo tecnológico no es un objetivo comercial, sino una estrategia de optimización de recursos, que luego de hacer crecer la capacidad productiva de un país entero, resulta ser un excelente producto de exportación.

Todo trabajo tiene su técnica, con ella se logra reducir el esfuerzo que se gasta en conseguir resultados. Los expertos en cualquier trabajo resultan ser quienes dedican sus vidas a perfeccionar sus técnicas, y la excelencia se consigue luego de que los mejores maestros permiten la evolución de sus ideas, fundando escuelas, talleres y dojos. De esto se trata la tecnología [6], no de aparaticos llamativos, ni de políticas colectivistas, ni de dividendos, la tecnología se trata de estudiar cómo reducir el esfuerzo del trabajo, para que con el tiempo podamos llegar más lejos, y mejor.

Por eso, mi propuesta para ustedes es que dediquen sus vidas a estudiar y trabajar, sólo así podremos algún día demostrar lo que valemos nosotros, y todos juntos, lo que vale Venezuela.

Nothing will work unless you do. — Maya Angelou.

by-nc-sa Daniel Rodríguez.