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Daniel Rodríguez
{ "tags" : [ "society" , "spanish" , "thoughts" , "technology" ] , "title" : "Plan de Gobierno" }

Antes de entregar mi posición como líder del principal equipo de tecnología en la universidad, me reuní con los más representativos para hablarles del futuro que veía. Nos sentamos frente a varias mesas unidas, y como si estas fueran un mapa, les dije "aquí estamos, aquí queremos llegar y este es el camino"; sobre eso discutimos un buen rato.

Soñaba con un equipo que se encargaría de hacer peso en el mercado de tecnología regional, con estrategias bien estudiadas, una logística adecuada, documentación de toda acción, bibliotecas de recursos y un corazón de técnicos capacitados como para dejar atrás la competencia con sistemas calificables de tener la más alta calidad del mercado. Una fórmula de lo más inconcebible, ay de mis aspiraciones, pero bueno, así lo dije y así traté de contagiar a todos los participantes.

Mi "Plan de Gobierno" (como me gustaba llamarlo), consistía en una lista mínima de normas que se encargarían de canalizar las intenciones de los nuevos líderes y participantes para llegar a fronteras inexploradas por nosotros. Había empezado a escribirla con más o menos los siguientes puntos:

  • No debíamos ser democráticos: Para no arriesgarnos a la voluntad de los inexperimentados, quienes seguramente preferirían evadir sus responsabilidades.
  • Totalmente Voluntario: Cada quien sería libre de participar, los que participen tendrían los beneficios del reconocimiento institucional, desarrollarían sus competencias y más, así no le daríamos trabajo a quienes no quisieran trabajar.
  • Selección por competencias: Un poco elitista, pero sí queríamos alzar algo decente era (es) necesario seleccionar con pinzas a los más aptos.

Entre las tareas que los aspirantes debían hacer estaban: Un ensayo de 2 páginas sobre ¿Por qué considerarme?, luego una carta donde describirían ¿Qué aportes piensan hacer para que mejore el equipo? y finalmente, además de las actividades necesarias durante cada trimestre, a todos los participantes se les requeriría leer al menos un libro relacionado a su área de trabajo, sobre el cual debían hacer un ensayo; estos se irían publicando en nuestro blog al final de cada trimestre (libros como los listados por Zed Shaw, Paul Graham, Jeff Atwood, Richard Bejtlich, o cualquier otro experto).

Sin haber concluido mis razonamientos con ellos, recibí quejas, muchas de las cuales fueron buenas, es decir, aportaron vías alternativas con mayores beneficios, pero hubo otras quejas menos constructivas, como que me criticaron que los mandara a leer, diciéndome: ¿No tienes consideración con los que no leen?

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Así las semanas fueron pasando, las personas fallando en tomar responsabilidad y mi esperanza se fue convirtiendo en agotamiento, sentía que sólo yo podía ver el desastre que se avecinaba, y que no estaba ni preparado ni dispuesto para corregirlo. Había pensado en desvincularme del todo del equipo para enfocarme en terminar la tesis de una buena vez, pero en vista de tan mal augurio, les pedí un espacio como líder del equipo de desarrollo, el cual también se volvió insostenible. Pero bueno, no estoy aquí para contarles sobre mis tragedias, sino para relatarles una serie de eventos que concluyeron en que este trimestre me empeñara en profundizar en las razones políticas de nuestro entorno, para luego poder tomar decisiones más sabias en cuanto a cómo llevar una empresa, cómo involucrarme en proyectos de terceros y qué argumentos escogeré a la hora de votar. ¿A que no es ameritable haberme decidido a tomar ese rumbo? (Quién más que uno mismo para hacerse cariño).

Así que, navegué por distintos caminos y llegué a algunas conclusiones, no es cierto que tengo razón, pero sí al menos una idea más sólida de cómo fluye el poder a través de la política y otros cuerpos de los que hablar sería bastante fuera de lugar. A continuación, algunas de estas conjeturas:

Advertencia: Opiniones personales.

Empecemos por entender que el liberalismo y el conservadurismo americano son vainas completamente distintas. Tienen relación en cuanto a que no creen que se deban repartir los recursos equitativamente sino a los más competentes, sin embargo la derecha popular está llena de prejuicios y creencias inoportunas para un presente y futuro tan progresivo como el que tenemos.

Segundo, entendamos que el liberalismo y el socialismo comparten ideas: ambos esperan que los trabajadores tengan las mismas libertades de acción y decisión, las diferencias radican en que quien garantiza y regula las "libertades" en el socialismo es una entidad centralizada, mientras que en el liberalismo se deja esto en manos de la selección natural.

La riña entre ambos está principalmente en que el socialismo no cree en el potencial de las empresas, mientras que en el liberalismo sí, en especial cuando estas no acaban con las posibilidades de desarrollo de otras por medios injustos, lo que tradicionalmente ocurre por negociaciones informales con el estado; para ellos esto representa un abuso de la propiedad ajena, puesto que estas obstruyen el flujo natural del mercado (donde los individuos, sus socios y sus familias intercambian el producto de sus trabajos), por ende se dice que no habría manera de que esto sucediera si no hubiese gobierno.

Pero ¿Por qué el socialismo no cree en las empresas? Pensemos: Darle igualdad a todas las personas deja un espacio vacío en cuanto a quién se deberá encargar de garantizar la estabilidad del sistema (como ya hemos comentado), siendo el estado el refugio de los socialistas para llevar este cometido, las empresas representan subversiones a la planificación centralizada, agregando nuevas formas de estratos sociales, ajenas a la voluntad del estado y por esto parecen injustas, es decir: ¿Por qué dejar que el pueblo escoja para quién trabajar si ya tenemos a un ente centralizado que se encarga de distribuir los recursos? — Los socialistas piensan que el pueblo es débil e insustentable por sí mismo, mientras los liberalistas piensan lo contrario, quizás con demasiado optimismo.

Ambas ideologías no son mucho más que ideales, los liberalistas destituyen la forma de gobierno y fallan, porque en el pueblo no está suficientemente bien distribuida la experiencia en cuanto a la administración de recursos que tienen los miembros de la cadena productiva (cada uno con sus conocimientos y perspectivas tan distintas de los otros) ni sus necesiadades, y así, luego de la libertad absoluta, la discordia ocurre y en medio del vacío de poder se instauran los militares como emperadores, mientras que los socialistas, al establecer un gobierno centralizado, implícitamente gestan las bases de una futura (o ya presente) aristocracia.

Es decir, el liberalismo perfecto necesitaría de sociedades sin traumas históricos y con super humanos, suficientemente capacitados como para que estudien cómo satisfacer las necesidades de todos y además se organicen sin quejas para trabajar con voluntad, dedicación y compromiso por el beneficio de todos, mientras que el socialismo perfecto requeriría de una entidad reguladora computarizada, que sea capaz de aprender de las consecuencias de sus políticas, escuchar por igual a todas las necesidades de sus pobladores, establecer normativas 100% comprobadas y razonables y que los habitantes las cumplan voluntariamente (algo como el Proyecto Venus).

Ahora, ¿Cómo podemos pensar en el futuro con ejemplos tan fuera de lugar? Pues, buscando mejores ejemplos.

Así fue como empecé a leer La República de Platón, si me conocen sabrán que llevo algún tiempo leyendo el libro, pero todo buen programador sabe que el tiempo es tremendamente insuficiente para nuestras aspiraciones. Entonces, ¿Qué he aprendido hasta ahora de tal antigüedad? Pues, Platón relata que Sócrates se expresaba en pro de la libertad de la mujer, decía que estas debían ejercer igual que los hombres, que no debían haber familias, para que todos nos viésemos como hermanos, con un método que nos haría pensar que todos los que concibieron a personas con nuestra misma edad son también nuestros padres. Platón decía que los ciudadanos que hayan demostrado ser más capaces podían escoger a sus mujeres y procrear más seguido (para asegurar que el futuro fuera de los mejores, siempre). Decía que los gobernantes debían ser filósofos y que a los jóvenes se les debía enseñar estos estudios luego de la música y la gimnasia, de modo que batallaran y construyesen los cimientos de la nación y luego, al estar ya mayores, se dedicaran de lleno a la dialéctica, para profundizar en el futuro de la ciudadanía.

De verdad, les recomiendo leer ese libro, siempre tomando en cuenta cuál era el contexto del mismo, ya que, pese a sus ideas trascendentales, confió mucho en la opresión, en sus diálogos, el único modo de evitar los vicios era limitando lo que se decía, los ritos, los mitos, los poemas, las canciones, incluso las notas y los ritmos, algo que de siquiera pensarlo ahorita nos evoca la más terrible de las dictaduras, algo tan distópico como los relatos de Orwell.

Pueden leer La República aquí, o leer el resumen que empieza con el diálogo que le sigue, por Timaeus. También les recomiendo esta cita sobre la mentira que Platón consideraba necesaria para el establecimiento de su república: La Mentira de Platón.

Pero bueno, entre tantas intenciones, el equipo de discusión de Platón concluyó con sus elogios a la democracia lo que más tarde comprendería la humanidad: esta forma de gobierno, más libre y equitativa que todas las consideradas previamente, sería la que predominaría.

La república ideada por Platón se hizo lugar en la historia gracias a las ideologías de la ilustración, no tal cual como él decía, pero sí bajo su herencia cultural, adobada con los años. La revolución francesa llegó bajo la consigna "Libertad, Igualdad y Fraternidad", y fue la chispa de una serie de acontecimientos similares al rededor del globo, en los que se diluía la euforia por la libertad con el obscuro libertinaje, por lo que, pese a sus buenas intenciones, con prontitud se hicieron insostenibles y cayeron bajo manos de gobiernos militares totalitarios, como el de Napoleón o incluso el de Bolívar.

“The world have seen many revolutions and they've often followed just the same pattern: Idealism, then extremism, then the revolution starts to eat it's own children, until finally, in exhaustion, power lands in the hands of the military's hardman.”
~ Andrew Marr

Con las revoluciones también es posible darnos cuenta de los antecedentes de los ideales modernos sobre la participación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones del gobierno, ya que los revolucionarios entonces se llamaban liberalistas, y tal como el liberalismo moderno buscaban la destitución del organismo central de regulación, que entonces era el imperio. No mucho tiempo después surgen las ideas socialistas, por los efectos opresivos la explotación industrial, pero en esencia es lo mismo, la emancipación de la clase obrera en contra del sistema opresivo, de nuevo el punto de diferencia es: Cuando se liberan de la opresión, ¿Cómo se distribuyen los recursos?

Pero bueno, dudo que podamos responder esa pregunta en uno de mis monólogos textuales, sin embargo considero que deberíamos realmente enfocarnos en resolver el problema de entregarle el poder a la mayor parte de la población, en el estado democrático se comercian ideales, se hacen campañas de mercadeo sobre los principios éticos y morales y los clientes de estos (la gente) deciden qué ideas comprar, pero sin una educación crítica, al hacer que cada quién se haga responsable de sus actos, ocurre un vacío de poder, y a falta de orientación se causan terribles estragos en la economía, luego ocurre el colapso y finalmente regresa el totalitarismo (como antes).

Este efecto está bien documentado en el Libro XIII de La República, en el que se describe cómo distintas formas de estados eventualemnte logran formar una democracia, y cómo esta está destinada (según ellos) a convertirse luego en tiranía...

¿Será que hay otro modelo que sea más eficiente que el democrático?

A pesar de los colapsos en la economía, es cierto que el mundo es cada vez más rico, saludable y los humanos somos más longevos, entonces, algo de bueno tiene toda la filosofía económica post-guerra que nos dejaron Keyness y Hayek.

Así que la democracia (social, capitalista, wtvr) no está nada mal, es dificil pero no imposible, ¿Verdad? Lo cierto es que, tal como documenta Jeff Atwood este Sábado, primero de Diciembre, entre las lecciones que aprendió el equipo de Lucasfilm al intentar hacer algo como World Of Warcraft en 1985, constataron que:

“Las personas son la fuente de, y la solución para todos los problemas con los que te encontrarás al construir sistemas sociales”.
~ Morningstar, C., Randall, F. F.

Así que, es más prudente escuchar a tus habitantes que imponerles reglas, ellos tienen la razón, ellos saben cómo producir y qué necesidades tienen, es un consejo que debe tomar todo el que busque patrocinar un sistema social (como son los gobiernos). Sin embargo, también es cierto que es necesario establecer algunas normas, ¡Pero esto es sumamente complejo! como lo demuestra la siguiente cita, que deberían tomar en cuenta todas las formas de gobierno que intentan establecer lineamientos mediante la opresión legislativa:

“Podíamos influenciar cosas, podíamos elaborar situaciones interesantes, podíamos proveer oportunidades para que las cosas ocurrieran, pero no podíamos predecir ni dictar los resultados”.
~ Morningstar, C., Randall, F. F.

Las empresas de sistemas sociales (como los gobiernos) tienen el objeto de satisfacer las necesidades de la sociedad (clientes) mediante el establecimiento de políticas de participación (impuestos) con las cuales también se financian campañas de mercadeo (propaganda), que además de conseguir más votantes (clientes), buscan llamar la atención de organizaciones de cualquier índole, que tengan el capital como para invertir (otros clientes).

En este sentido, las redes sociales y los juegos MMORPG proveen un marco para la detección de necesidades de la población incluso mejor que los que disponen los mismos gobiernos: si no funcionas, se irán de ti y quiebras. Esto ocurre también en las instituciones públicas y privadas (las corporaciones no son sólo medios donde trabajar, sino estados en donde vivir, más allá de las delimitaciones político-territoriales), aunque es más dificil que en los juegos (1, y 2).

Es sabido que las instituciones pueden llegar a ser injustas con sus miembros, por lo que queda claro que para manejar la justicia sigue siendo importante un marco judicial público, aunque también es cierto que estas entidades son afectadas por las relaciones políticas y comerciales, como se dejó en evidencia con los asuntos de las patentes y los derechos de autor al rededor del mundo, así como otros casos más cercanos a nosotros.

Ahora, ¿Quieren buscar un ejemplo mejor?, pues regresemos a la tecnología, sus ventajas son excepcionales, sobre todo para simular teorías y demostrar mejores caminos, pero no sólo con modelos matemáticos, sino con comunidades reales, virtuales, que logran ser productivas y distribuir el poder de la manera más justa posible (para la finalidad del proyecto), ¡Hablo necesariamente de las comunidades OpenSource!, gracias a las cuales tenemos el 60% de los proveedores de contenido en internet del mundo, el proyecto One Laptop Per Child, y el 95% del capital de las empresas de gráficos computacionales (todos estos son datos de Wikipedia).

Tal vez Linus Torvalds nos pueda dar una pista de cómo han logrado esto, al decir que “Linux tuvo éxito gracias al egoísmo y a la confianza”, y es que, como (pichón) de desarrollador de software que soy (y aspiro ser), es evidente que todos en la comunidad trabajan por beneficio propio, y es que ¿Podría ser de otra manera? No lo creo, todos queremos ayudar a nuestros seres queridos y a los más necesitados, sin embargo no es lo mismo ayudar a trabajarle gratis a otras personas, no, los desarrolladores de software libre quieren satisfacer sus necesidades y optimizar sus trabajos para conseguir mayores resultados en menos tiempo, esa es la verdadera esencia de la tecnología, de la búsqueda de los sistemas óptimos y eficientes, y por ende, es la clave para construir un futuro mejor.

Pero bueno, no es que seamos todos abiertamente egoístas, algunos de nosotros también somos idealistas y aspiramos que con nuestro trabajo el mundo pueda ser mejor, pero, por otro lado, no podemos negar que el punto de la confianza que dice Linus es completamente necesario para poder logar sistemas tan complejos sin una recompensa inmediata (más que la del reconocimiento), para que un proyecto libre nos de para vivir necesitamos confiar su evolución a otras personas y que estas se responsabilicen y hagan lo que tienen que hacer, es más es ese el concepto de justicia según Platón:

“La justicia consiste en que cada uno haga lo que le corresponde hacer” – Platón, La República.

by-nc-sa Daniel Rodríguez.