Mi buen amigo @jobliz me ha compartido un fragmento de uno de sus escritos, en el cual un personaje llamado Iria Ferreira se expresa de la siguiente manera:
La primera enseñanza que se le debería dar a una persona es que las buenas intenciones no necesariamente te llevan a buenos resultados, ni tampoco a ayudar a otras personas. Hay mucho egoísmo en este mundo, pero no hay nadie que realmente lo quiera destruir. Eso, sin embargo, es lo que logran todos los que se obsesionan con querer salvarlo. Las buenas intenciones son un peligro, un peligro hermoso y seductor en el que si te descuidas muchas veces provoca refugiarte para nunca salir. Acaso puedes esperar benevolencia de algunas personas cercanas a ti, pero no debes proyectar ese deseo al universo. No esperes de los demás una generosidad infinita igual a la que supuestamente tú y los tuyos tienen, porque entonces tu alma se torcerá y te alegrará negársela al que piensa distinto. Duele reconocerlo y es incómodo notar que saberlo te posiciona junto a muchos egoístas, pero aquellos que exigen buenas intenciones mediante religión o ideología deben ser neutralizados a cualquier precio, para mantenerlos lejos del poder. Los idealistas son los que más se corrompen con él, porque si tienen la oportunidad hacen todo lo posible por transformar sus inmensos sueños en planes absolutos para el destino de la humanidad. Por eso no espero de ti buenas intenciones hacia mí, sólo que nuestros intereses sean compatibles en algunos casos. En el resto estaré bien por mi cuenta, o junto a otras personas que también piensen así.
Espero les haya gustado. ¡Hasta pronto!